"...a mi amada mujer"
Cuanto
el hombre es más salvaje
trata
pior a la mujer.
Yo no
sé que pueda haber
sin
ella dicha ni goce.
¡Feliz
el que la conoce
y logra
hacerse querer!
Todo el
que entiende la vida
busca a
su lao los placeres.
Justo
es que las considere
el
hombre de corazón.
Sólo
los cobardes son
valientes
con sus mujeres.
Pa
servir a un desgraciao
pronto
la mujer está.
Cuando
en su camino va
no hay
peligro que la asuste;
ni hay
una a quien no le guste
una
obra de caridá.
¡Quién
es de un alma tan dura
que no
quiera a una mujer!
Lo
alivia en su padecer:
si no
sale calavera,
es la
mejor compañera
que el
hombre puede tener.
Si es
güena, no lo abandona
cuando
lo ve desgraciao;
lo
asiste con su cuidao
y con
afán cariñoso,
y usté
tal vez ni un rebozo
ni una
pollera le ha dado.
No se
hallará una mujer
a la
que esto no le cuadre.
Yo
alabo al Eterno Padre
no
porque las hizo bellas,
sino
porque a todas ellas
les dio
corazón de madre.
Es
piadosa y diligente
y
sufrida en los trabajos.
Tal vez
su valer rebajo
aunque
la estimo bastante;
mas los
indios inorantes
la
tratan al estropajo.
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