miércoles, 10 de julio de 2013

El Poder integrador del Simbolismo Gaucho en la Argentina

Para este artículo nos hemos servido de fragmentos del excelente ensayo 'De bandido a héroe: el poder integrador del simbolismo gaucho en la Argentina', escrito por Jochen Dreher y Silvana K. Figueroa-Dreher.

Ricardo Rodriguez Molas, en 'Historia social del gaucho' (1968) escribe lo siguiente:
'El gaucho como tipo social es el producto de componentes étnicos, geográficos, económicos, biológicos y sociales de la llanura rioplatense. Fue el elemento humano cuando ésta carecía de los alambres que subdividen la propiedad de la tierra y de aquellos que hechos telégrafo aventajan al viento en las noticias' (pág. 15).

En estas frases puede entreverse nuestra hipótesis que sostiene que el alambrado, como objeto y símbolo de una economía capitalista, fue y sigue siendo concebido como símbolo central y elemento de 'demarcación' en la transición de una era premoderna (tradicional), que es simbolizada por el gaucho, a una moderna, en la que el gaucho desaparece como figura histórica y se establece como figura literaria y símbolo colectivo en la Argentina.

El gaucho, como símbolo colectivo, se hace manifiesto en los rituales gauchescos actuales que brevemente analizaremos. Nos remitiremos a la observación de diversos rituales gauchescos en distintos ámbitos rurales de la provincia de Buenos Aires.

Estos rituales se caracterizan por estar divididos en dos "actos" diferentes: el primero es un desfile que se realiza en el centro de la ciudad o pueblo a la que pertenecen los organizadores del evento. Esta es la parte oficial del ritual, dentro de la cual diferentes asociaciones de gauchos, del propio pueblo y de pueblos y ciudades cercanas se presentan. Los paisanos -así se autodenominan los participantes que personifican al gaucho de antaño en los actos- desfilan en grupos en representación de su propia asociación tradicionalista, montando en caballo desde las afueras hacia el centro de la ciudad, y sosteniendo banderas argentinas y las de la asociación a la que pertenecen. Así se dirigen hacia la plaza principal, donde las autoridades de la ciudad, ubicadas sobre un escenario, inauguran el festival de forma oficial. Los paisanos saludan a caballo a las autoridades sacándose el sombrero al desfilar frente al escenario, al tiempo que un moderador o locutor los elogia como los herederos de los héroes gauchos que pelearon durante las guerras de Independencia y describe su indumentaria y los adornos del caballo, vinculándolos con el simbolismo gaucho y su tradición. En este contexto se canta el himno nacional, las autoridades locales realizan un pequeño discurso, y los niños del pueblo danzan al compás de música folclórica.

La segunda parte de los rituales gauchos constituye el "corazón" real del evento: allí los paisanos, y sólo ellos, participan y compiten en distintos juegos ecuestres u otras actividades relacionadas al manejo de los animales, tales como la yerra de ganado, doma, jineteada, etc. Todas estas actividades de los paisanos apuntan a demostrar su perfecta habilidad para controlar a los animales, en la forma en que lo hacían los gauchos en el marco de su trabajo y su estilo de vida. En contraste con los desfiles que tienen lugar en la primera parte de estos festivales, el contexto institucional, los símbolos y las jerarquías oficiales ya no están presentes en este segundo acto ritual; el paisano, en tanto individuo, enfrenta solo o con iguales el desafío de dominar a los animales y con ellos a la naturaleza. Simbólicamente, el acento en estos rituales está puesto en un orden social premoderno y precapitalista. La modernidad, vista como imposición de nuevas formas de actuar, de nuevas relaciones sociales, de trabajo y de producción, y de un nuevo orden político y psicosocial no está presente en el corazón de los rituales gauchescos. El paisano, como sucesor del gaucho, representa una figura premoderna que simboliza las dificultades y conflictos de la modernización, que relativiza el "atraso" de la población rural y, como símbolo de la Argentina, problematiza el estatus periférico de un país en el cual la modernización no ha ocurrido en muchos aspectos, o ha ocurrido de forma incompleta. Este orden simbólico es también reflejado en la vestimenta: los paisanos no visten remeras sino camisas, los pantalones son bombachas, traídas antiguamente a la Argentina desde Turquía como remanente de la Guerra de Crimea, y boina o sombrero, como elemento típicamente rural. Los zapatos son alpargatas o botas de cuero, características de la vida rural tradicional. El poncho, elemento imprescindible de la vestimenta del gaucho tomado de la cultura de los pueblos originarios, se encuentra también presente como pieza central en la indumentaria de los paisanos. Como parte de su estuario y "herramienta de trabajo", los paisanos utilizan un cuchillo especial llamado "facón" y nunca un arma de fuego; para dominar al caballo se sirven del rebenque. La montura durante los juegos ecuestres es tradicional y simple en la mayoría de los casos; para adornarla se utiliza en gran parte la decoración atribuida a los pueblos originarios. En la indumentaria empleada se trasluce el intento de los habitantes rurales de anudar con e incluirse lo más "auténticamente" posible en una tradición que adoptaron sus padres y abuelos, en su mayoría inmigrantes europeos, cuando llegaron a estas tierras. Los elementos que representan el avance tecnológico y la incorporación de medios de explotación modernos de la tierra y el ganado, como son los tractores y otras maquinarias rurales, resultan completamente irrelevantes en los rituales gauchescos.

Frecuentemente el núcleo central de estos rituales está dado por el despliegue de juegos ecuestres o de tareas vinculadas con el manejo de caballos y ganado. Estas actividades establecen la conexión simbólica con el espacio físico en el cual el gaucho devino figura histórica; en los rituales gauchescos ellas explican el modo en que el gaucho se vincula con la tierra, en tanto territorio, y con la naturaleza específica de la pampa. Estos juegos refieren a las grandes dimensiones de las pampas, territorio en donde las divisiones de la propiedad capitalista estuvieron ausentes alguna vez y donde la naturaleza imponía en gran parte la forma de vida de los individuos que habitaron esas áreas.

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El "alambrado"

En las entrevistas realizadas a los paisanos participantes en los festivales gauchescos, el concepto de alambrado es frecuentemente mencionado por ellos para referirse al fin de la "libertad" del gaucho. Históricamente, el alambrado fue traído por los inmigrantes europeos en el siglo XIX a la región pampeana, utilizándoselo para dividir el inmenso territorio abierto de la pampa, que no presentaba límites naturales, y que debía ser demarcado para asegurar la propiedad del suelo y la hacienda y para optimizar la explotación agropecuaria. El territorio pampeano no se entendía en los primeros tiempos de la colonia como propiedad de nadie. El ganado salvaje y los caballos eran, de hecho, potencialmente accesibles a todos; sin embargo, con la imposición del alambrado todos estos territorios y animales adquirieron nuevos propietarios. Tomando como referencia lo argumentado por los paisanos en las entrevistas, éste fue el momento en el que culmina la forma de vida del gaucho "original y auténtico". La utilización del alambrado le impidió al gaucho continuar viviendo de la caza de los recursos naturales -ganado cimarrón- de forma directa y lo obligó a trabajar como jornalero para los propietarios de la tierra.

El símbolo del alambrado tal como lo describen los paisanos se corresponde con un motivo romántico descripto por el joven Jean Jacques Rousseau, quien en su 'Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres' argumenta que el primer determinante de las relaciones de propiedad estableció la "desigualdad entre los seres humanos": "El primero que estableció un cerco en una extensión de tierra y quien tuvo la idea de argumentar: esto es mío, y quien entonces encontró personas quienes fueron suficientemente ingenuas como para creerle, fue el verdadero fundador de la sociedad burguesa". Simbólicamente es la sociedad burguesa basada en la propiedad de la tierra la que está siendo rechazada, o al menos neutralizada durante el tiempo que dura el ritual en el imaginario de los festivales gauchescos. Así como no es la modernidad lo que allí se festeja, tampoco lo es la idea de ciudadanía, vinculada con un complejo sistema de derechos y obligaciones. Esta es temporalmente sustituída por un individualismo particular, producto en gran parte de las desigualdades e injusticias, cometidas por las autoridades no pocas veces corruptas de la colonia y luego del Estado argentino, por el mal funcionamiento del sistema legal, etc. En la Argentina, el individuo se considera impotente en relación con un Estado nacional poco confiable y como consecuencia de esto, se distancia de sus deberes cívicos, no se percibe 'ciudadano'. Es esta problemática la que se está simbolizando en los festivales gauchescos.

Lo que en la vida cotidiana del gaucho histórico constituían sus costumbres y su trabajo es rescatado hoy en los rituales gauchescos para simbolizar no sólo una tradición, de la cual los hijos y nietos de inmigrantes se hicieron eco, sino también para simbolizar conflictos centrales de la sociedad argentina, como su parcial entrada a la modernidad, la falta de participación ciudadana en la toma de decisiones políticas y el consecuente escepticismo hacia toda forma de autoridad e institucionalización, o el obligado individualismo que significa que cada persona está librada a su propia suerte y no puede confiar en el Estado como garante de sus derechos como ciudadano.

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Continuidad entre vida premoderna y modernidad

Como vimos, los rituales gauchescos despliegan y resaltan aspectos premodernos de la vida rural que presentan un contraste con la modernidad más o menos presente en la vida cotidiana de los paisanos. La alimentación (por ejemplo, el asado), la vestimenta (descripta anteriormente), la recreación (los juegos ecuestres), etc. establecen una continuidad entre el gaucho, en tanto figura premoderna, y la Argentina como país que participa parcialmente del proyecto de la modernidad. Los argentinos que participan de estos rituales se identifican así con el mencionado elemento premoderno como parte del mito gaucho, el cual señala el hecho de que la modernidad, en tanto proyecto, no ha sido realizado aún en la Argentina.

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Marginalidad y Heroísmo Gaucho

La figura del gaucho presenta una gran similitud con lo que Eric Hobsbawn denomina el 'bandido social' (Hobsbawn, 1983 y 2003), una figura menos revolucionaria que participó de lo que este autor denomina la protesta modesta y no revolucionaria dentro de su respectiva sociedad.

Según Hobsbawn, el equilibrio tradicional es alterado, particularmente, cuando las estructuras sociales tradicionales son amenazadas por el mundo moderno. Exactamente esta idea está presente en parte del simbolismo del fenómeno gaucho. Este, como fenómeno cultural argentino particular, es un bandido social que representa la cultura tradional folclórica argentina, que lucha contra la modificación radical que conllevó la inclusión de medios modernos de explotación de la tierra a través de la migración masiva europea, la que modificó de una forma extrema su espacio vital. Sin embargo, característicamente, el bandido social no protesta contra el hecho de que, por ejemplo, los agricultores o los jornaleros sean pobres, sino contra el hecho de que a veces son superexplotados y extremadamente pobres. Incapaz de confrontar contra el poder del mundo nuevo y moderno, el gaucho pelea contra esta situación, frecuentemente por medio de acciones que desde la perspectiva moderna del poder se sitúan en la ilegalidad, como el asesinato, etcétera.

El 'buen bandido', visto desde la perspectiva de quienes se identifican con él, lucha exitosamente contra la injusticia feudal y el abuso de poder e incorpora la búsqueda de una solución ideal para los severos problemas sociales de la época. De este modo los bandidos, como figuras históricas, permiten a los 'ciudadanos civilizados' proyectar en una figura marginal los deseos e ideas que ellos mismos poseen. Con la ayuda del tipo del rebelde social, el criticismo puede ser formulado en un sistema específico de leyes y en un orden social. Las figuras gauchescas míticas y/o literarias, objetos de identificación social, como Martín Fierro, Juan Moreira y Santos Vega, son 'ladrones generosos' y héroes que confrontan a las autoridades injustas o corruptas. Ellos constituyen una parte importante del imaginario argentino y mantienen vivo el mito del gaucho dentro del mundo rural y urbano. Así, el gaucho simboliza la rebelión contra una clase política corrupta, y contra las injustas relaciones de propiedad y explotación, así como simboliza la libertad (muchas veces entendida como individualismo), el heroísmo y el sueño de justicia. Al mismo tiempo se activa la memoria de tiempos supuestamente mejores. Las características negativas de la figura marginal del gaucho -el no estar integrado a la sociedad, la criminalidad, etc.- son simbólicamente reinterpretadas como características positivas, tales como su heroísmo, su modestia y su desinterés por la riqueza, así como el hecho de que no puede ser corrompido. El héroe argentino, el gaucho, representa simbólicamente la rebelión de los ciudadanos argentinos en contra de la frecuente corrupción de la elite política y de las autoridades estatales.

En relación con el fenómeno del gaucho, una característica que lo torna símbolo colectivo vigente aun durante las reiteradas crisis sociales, económicas y políticas por las que atraviesa la Argentina es su carácter de figura prepolítica o apolítica, en el sentido de que no posee ambición de poder, y se mantiene más bien distante -podría decirse también independiente- de toda forma de representación y autoridad. El gaucho, en su carácter de figura simbólica no espera nada del poder  político y como vimos, definitivamente no es una figura con ambiciones revolucionarias aun cuando se rebela contra la autoridad en los casos en que ésta hace abuso de poder. En estos casos, el gaucho se rebela contra la injusticia, pero no contra un sistema injusto. Asimismo, la aceptación social de la figura ideal del gaucho se basa en su desinterés por la riqueza, la acumulación material y el ascenso social, lo cual le confiere autoridad al transformarlo en un personaje "auténtico", que guía su comportamiento de acuerdo con principios éticos que se mantienen intactos frente a todo tipo de transformaciones políticas, económicas y sociales. Es por ello que las crisis reafirman su condición de símbolo, ejemplo a seguir y figura identificatoria para los argentinos.

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El símbolo del gaucho representa un existencialismo argentino particular y, al mismo tiempo, define y establece la cohesión social entre aquellas comunidades sociales y entre aquellos individuos vinculados con el mito del gaucho, partícipes de los rituales, o lectores de la literatura gauchesca y que se identifican con él. Simbólicamente, se establece una realidad cotidiana trascendente, un mundo contrapuesto al mundo injusto y corrupto de la vida cotidiana en la Argentina. Este mundo contrapuesto incluye ideas y virtudes representadas por la figura del gaucho, desempeñando éste de esa manera una función integradora para los actores individuales que se identifican con él. El símbolo del gaucho sirve, de esta forma, como un elemento de conexión dentro de la relación dialéctica entre individuo y sociedad.

2 comentarios:

  1. As salam aleikum, estimado hermano

    Muchas gracias por su apreciación . Los que produjeron en este territorio el genocidio de los pobladores autóctonos, entre ellos al gaucho son estos masones, porque ellos fueron los ideólogos de la "La Campaña del Desierto", y lo peor del caso es que los ideólogos se repartieron las tierras entre ellos, al mismo estilo de los ingleses!!!. La masonería exportó a muestra tierra el estilo 'inglés' ce conquista y colonización, y es menester tener en cuenta que todos estos "perejiles" que oficiaron de presidentes en esa época consideraban Muy Beneficioso para la Argentina "formar parte del impero británico"!!! .




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    1. Tiene razón: Mitre, Sarmiento, Roca, fueron los encargados de promover ese liberalismo tan característico de la Masonería que siempre busco acabar con la Tradición y se sirvió de medios sanguinarios y viles para llevarlo a cabo. Está históricamente acreditado que 'próceres' tan nefastos como Rivadavia y el mismísimo Mitre fueron Gran maestres de órdenes masónicas importadas de Inglaterra.
      Por esto es bueno seguir compartiendo esta clase de información que la oficialidad se afana en ocultar.
      Salams para usted.

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