Si te
postran diez veces, te levantas
otras
diez, otras cien, otras quinientas:
no han
de ser tus caídas tan violentas
ni
tampoco, por ley, han de ser tantas.
Con el
hambre genial con que las plantas
asimilan
el humus avarientas,
deglutiendo
el rencor de las afrentas
se
formaron los santos y las santas.
Obcecación asnal, para ser fuerte,
nada
más necesita la criatura,
y en
cualquier infeliz se me figura
que se
mellan los garfios de la suerte...
¡Todos
los incurables tienen cura
cinco
segundos antes de su muerte!
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