El nombre ‘español’ no puede aplicarse
indistintamente a cualquier vestigio colonial originado en la España del siglo
XVI porque todavía seguían residiendo en ella miembros y ex-miembros de la
comunidad musulmana cuyas creencias y costumbres se diferenciaban netamente de
las del sector cristiano. Serán precisamente los descendientes de musulmanes
los más necesitados de abandonar España cuando en 1609 se decrete un edicto de
expulsión contra su comunidad.
Al mismo tiempo, el movimiento humano
que supone la colonización del Nuevo Mundo brindaría la ocasión de que estos
moriscos, disimulando su origen, aprovecharan las ventajas de radicarse en
América. Es ese mecanismo el responsable del traslado al Río del Plata de
rasgos culturales, materiales y psicológicos que evocan, desde entonces, la
presencia del lejano marco islámico dentro del que habían vivido los moriscos
antes de la cancelación jurídica de su comunidad.
Estudio completo en: Moriscos y Gauchos: El Legado
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