sábado, 2 de marzo de 2013

Estoicismo Gaucho de Fierro

 El mal es árbol que crece
y que cortado retoña;
la gente esperta o bisoña
sufre de infinitos modos:
la tierra es madre de todos,
pero también da ponzoña.

Mas todo varón prudente
sufre tranquilo sus males;
yo siempre los hallo iguales
en cualquier senda que elijo:
la desgracia tiene hijos
aunque ella no tiene madre.

Y al que le toca la herencia,
donde quiera halla su ruina;
lo que la suerte destina
no puede el hombre evitar:
porque el cardo ha de pinchar
es que nace con espinas.

Es el destino del pobre
un continuo safarrancho
y pasa como el carancho,
porque el mal nunca se sacia
si el viento de la desgracia
vuela las pajas del rancho.

Mas quien manda los pesares
manda también el consuelo;
la luz que baja del cielo
alumbra al más encumbrao,
y hasta el pelo más delgao
hace su sombra en el suelo.

Pero por más que uno sufra
un rigor que lo atormente,
no debe bajar la frente
nunca, por ningún motivo:
el álamo es más altivo
y gime constantemente.

José Hernández, "La vuelta de Martín Fierro", cap. III.

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