martes, 25 de junio de 2013

Perlas Sapienciales de la Tradición

La gesta de los grandes hombres de nuestra tradición ha sido una epopeya religiosa; es decir, desde el momento en que se libra un combate para preservar la identidad tradicional de un pueblo o una raza, se está combatiendo por ideales religiosos, entendiendo la 'religión' como el mantenimiento de un vínculo con lo Sagrado que permite la trascendencia del hombre con respecto a sí mismo. Lo que llamamos 'identidad tradicional' es el acervo sapiencial que permite y actualiza ese vínculo, y por esto es que reivindicamos el arquetipo del Caudillo de antaño, por considerarlo el representante acabado de esa identidad, defensor de la tradición frente a los excesos y peligros de las ideologías liberales que de mano de los personajes del unitarismo se terminaron imponiendo en la idiosincrasia política y cultural del país.

Sin embargo, al buscar una forma identitaria propia, aún cuando no sea más que para el festejo patrio correspondiente al calendario oficial, se acude gustosamente a la tradición gaucha cuyos máximos exponentes y guerreros aún perviven latentes a la sombra de la historia. Si bien ha surgido un poderoso movimiento revisionista que permite un encuentro más cercano y objetivo con los hombres de la tradición, la historia que se sigue enseñando es la misma que se escribió desde las plumas del liberalismo que se impuso a sangre y agresión sobre la tradición y sus representantes caudillos.

E insistimos en la epopeya religiosa, que es una épica propia a lo espiritual: mientras que la tradición preserva el vínculo con lo trascendente siendo depositaria de su sabiduría transformadora, el liberalismo busca el desarraigo, el desvinculamiento, la enajenación espiritual mediante la difusa permisibilidad del individualismo más egocéntrico, imponiendo la razón subjetiva como norma absoluta y parámetro de ilustración, conceptos como libertad, progreso y civilización de acuerdo a los postulados más salvajes del peor materialismo y el más voraz capitalismo, y una desmedida igualdad acorde a un modelo pergeñado desde la más baja horizontalidad. Por esto supone una épica espiritual: la batalla de lo elevado contra lo vil. Por ejemplo, mientras que Sarmiento y Mitre encarnaban el 'barbarismo civilizador', con sus ínfulas de progresismo sanguinario (la ideología que se impone con las armas), el 'Chacho' Peñaloza manifestaba la identidad tradicional de la raza, con su sublimación rural, fruto de un nomadismo ancestral del que era heredero el hombre de campo, del 'interior' (ideología de la 'resistencia' que permite desarrollar las posibilidades autóctonas). De aquí que ambas maneras de percibir la realidad (una horizontal, material y urbana, la otra vertical, espiritual y rural) nunca encuentren una coincidencia en la paz. Así lo quiere el destino: la lucha del bien contra el mal, y entendemos el bien como aquello que nos permite expansiones y el mal como lo que nos da estancamiento, cuando el que se expande es el espíritu y el que se estanca es el ego, es decir, nos expandimos mediante el espíritu y lo espiritual, nos estancamos mediante el ego y lo egoísta.

Si bien la Sabiduría Tradicional reviste cualidad de universal, su manifestación histórica en al ámbito humano ha adquirido formas determinadas de acuerdo a la situación espacio-temporal de la humanidad. Desde ya hace 1400 años, y hasta la consumación de los tiempos, el soporte de manifestación para esa Sabiduría transformadora es el Islam.

El Islam 'resurge' (y empleamos este término ya que como doctrina religiosa no viene a conculcar novedad alguna ni a suplantar doctrinas anteriores, sino a continuarlas y acabarlas -en cuanto a darles perfección-) en la Península Arábiga por el año 610 e.c. con la prédica del Profeta Muhammad (que Dios le conceda paz), enseñanza que se haya contenida en el Sagrado Qur'an (revelación de la Palabra de Dios a los hombres de toda época y lugar) y en los nobles hadices (dichos, sentencias y actos del Profeta Muhammad que complementan y explicitan la enseñanza coránica).

Básicamente el Islam es un sistema de vida que contempla todos los aspectos de la criatura humana (tanto individuales como comunitarios, abarcando tanto las formas rituales como los asuntos legales), sistema centrado en el monoteísmo de tradición abrahámica en el que se reconoce una única Divinidad (Dios, Allah) cuya Voluntad se ha manifestado mediante una cadena de mensajeros (entre ellos Noé, Abraham, Moisés y Jesús, que la paz sea con ellos) que culmina con el Profeta Muhammad como sello de la Profecía hasta el final de los tiempos. De hecho 'Islam' ha sido la prédica de todos los enviados de Dios, ya que a diferencia del Judaísmo (que alude a Judá) y al Cristianismo (que alude a Cristo), por sólo citar dos ejemplos conocidos, su nombre no hace referencia a mensajero alguno, sino a la esencia misma del mensaje que todos han transmitido. Islam es un vocablo árabe proveniente de la raíz s-l-m, que deriva del verbo 'aslama' que significa 'aceptar, rendirse o someterse'. Islam entonces representa la aceptación y el completo sometimiento a Dios, a Su Voluntad transmitida por boca de Sus mensajeros. La raíz de que deriva este vocablo cubre un amplio campo semántico en el que se encuentran significados como 'bienestar, salvaguarda, salud y paz'. De aquí provienen 'salim', sano, y 'salam', paz, términos indisolublemente relacionados con el sentido esencial de Islam. Así es que 'Islam' es un atributo impersonal, y quien lo posee es 'Musulmán'. En el reconocimiento de Dios y de Sus Mensajeros, y en la sumisión y aceptación a Su voluntad, el ser humano se vuelve física y espiritualmente saludable, logrando así la paz. Esta es la característica de un buen Musulmán.

En líneas generales, el Islam ordena la equidad, la justicia, la virtud y el respeto en el marco del servicio al Dios único. Se puede decir que en su tiempo, el Profeta Muhammad fue un caudillo carismático, con un implacable poder de atracción, que movilizó a la gran masa de desheredados, pobres, oprimidos y esclavos haciendo caer el sistema tiránico que acaudalados oligarcas tribales habían construido e impuesto sobre el comercio, los negociados y la interesada idolatría, para construir un Estado cuyos pilares fueron la fe, la verdad, la justicia y la libertad. Si bien hubo personas notables (aunque humildes y desinteresadas) en su círculo íntimo, la gran mayoría de sus seguidores eran esclavos a los que devolvió la libertad, pobres a los que hizo partícipes de sus derechos elementales como seres humanos y analfabetos a los que enseñó la ciencia de la auténtica humanidad.

Como hemos apuntado en más de una ocasión, la identidad tradicional, con su herencia sapiencial propia, de la que es depositario nuestro antepasado gaucho, y de la que los Caudillos fueron férreos defensores, proviene principalmente de la Tradición Islámica, que llegó a nuestras pampas a través de moriscos y mudéjares andaluces.

A continuación, y para poco a poco ir dando a conocer la Sabiduría propia del Islam, compartiremos una serie de 'dichos sapienciales' surgidos de la bendita boca de nuestro amado Profeta Muhammad (que Dios le conceda paz), para así comenzar a reconocer la inmensa herencia islámica que atesoran en sí mismos nuestros gloriosos antepasados patrios.

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Lo más meritorio en el Islam es alimentar a las gentes y saludar a todos con un deseo de paz, tanto si los conoces como si no.

Hombre, repartir lo que te sobre será beneficioso para ti, y retenerlo será pernicioso para ti. La mano de arriba (que da) es mejor que la de abajo (que recibe).

Ninguno ve disminuida su riqueza por practicar la caridad; Dios acrecienta el honor de aquel que soporta resueltamente los perjuicios, y tan pronto como uno empieza a pedir, Dios le hace padecer pobreza.

La comida de dos es suficiente para tres, y la comida de tres es suficiente para cuatro.

La verdad guía a la virtud y la virtud guía hacia el Paraíso. Una persona que persiste en decir la verdad hasta que comparece ante Dios, merece ser llamada veraz. La mentira conduce al vicio y el vicio lleva al fuego; y una persona que miente hasta que comparece ante Dios, merece ser llamada mentirosa.

Deja aquello que te suscita dudas y cíñete a aquello que está libre de toda duda, pues la verdad conforta, mientras que la falsedad perturba.

Una persona prudente es aquella que se controla y se abstiene de lo que es dañino y se esfuerza por estar preparada para afrontar lo que le espera después de la muerte; y un loco es aquel que da rienda suelta a sus apetitos y busca en Dios la satisfacción de sus vanos deseos.

Parte de la excelencia del Islam de una persona consiste en abstenerse de aquello que no le beneficia.

No desdeñéis hacer el menor de los bienes, incluso saludar a vuestro hermano con un rostro alegre.

Cada día que amanece todos los miembros de una persona tienen una deuda de caridad: hacer justicia entre dos personas es caridad, ayudar a una persona a conducir su montura o a cargar en ella el equipaje es caridad, una buena palabra es caridad, cada paso dado para participar en la oración es caridad, quitar del camino lo que estorba es caridad.

Un hombre que avanzaba por un sendero sintió mucha sed. Al llegar a un pozo, descendió y volvió a salir una vez que hubo bebido; vio a un perro con la lengua fuera que intentaba lamer el fango, tan extrema era la sed que sentía. El hombre pensó: 'Este perro sufre de sed como yo sufría'. Así que descendió de nuevo al pozo, llenó su calcetín de piel con agua, subió sujetándolo entre los dientes y dio de beber al perro. Dios apreció su acción y le perdonó las faltas. Así es que es recompensada la bondad para con cualquier criatura viviente.

Protegeos contra el Fuego, aunque no sea más que dando medio dátil en caridad, y, si incluso de eso carecierais, dando una palabra de consuelo.

¿Os digo quiénes son los habitantes del Paraíso? Son todos los débiles (humildes) que son considerados débiles y en razón de ello menospreciados, pero que cuando maldicen en nombre de Dios, El cumple la maldición. Ahora, ¿queréis saber quiénes son los habitantes del Fuego? Son los ignorantes, los impertinentes, los orgullosos y los arrogantes.

Muchos son los desgreñados de cara polvorienta que son expulsados a empujones de las puertas de las gentes; mas si ellos dijeran en el nombre de Dios 'sea tal cosa y tal otra', Dios haría que se cumpliera.

Buscadme entre los humildes, pues recibís ayuda y sois atendidos por Dios a cuenta de los humildes que hay entre vosotros.

Cuando un hombre emplea el dinero en su mujer y sus hijos en espera de ser recompensado, su acción cuenta como si hiciera una obra de caridad.

A aquel que defiende el honor de un hermano, Dios le protegerá le rostro del Fuego en el Día del Juicio.

Que un hombre vaya repitiendo todo lo que oye es suficiente para que se haga mentiroso.

Si os dedicáis a buscar las faltas de vuestros hermanos, los corromperéis.

Evitad la injusticia, pues en el Día del Juicio la injusticia se convertirá en múltiples tinieblas. Y salvaguardaos de la avaricia, pues la avaricia perdió a los que os precedieron, les incitó al homicidio y a tratar lo ilícito como lícito.

El mayor sacrificio es decir a un tirano lo que es justo. El que calla la verdad es un Satán mudo.

Aquel que de entre vosotros advierta algo malo, debe cambiarlo con sus manos (mediante la acción); si no le es posible hacerlo, debe repudiarlo con su lengua; si no les posible hacerlo, debe por lo menos deplorarlo en su corazón; éste es el grado mínimo de fe.

Una persona no es creyente mientras no quiere para su hermano lo que quiere para sí mismo.

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En próximas entradas seguiremos compartiendo las luces del inagotable océano de la Sabiduría Tradicional Islámica.

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